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La micropyme pierde el miedo a saltar fronteras

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05.12.2014 Sevilla Simón Onrubia 0

El negocio internacional ha dejado de ser un nicho para las grandes empresas y sus 'hermanas pequeñas' siguen sus pasos. Firmas como Jacobstraps, Artesonados Mudéjares, Caviar de Riofrío, Ordóñez o Iactive son líderes globales en sus ámbitos.

La crisis económica que sufre España ha llevado a numerosas empresas andaluzas a dar el salto exterior para intentar amortiguar la pérdida de ventas en el mercado local. Por lo general son compañías de tamaño grande, pero esta política no es exclusiva de ellas y también está siendo emulada por muchas de sus hermanas pequeñas. Prueba de ello es que hay un buen número de pymes y micropymes que no sólo han dado el salto al extranjero, sino que han conseguido labrarse un nombre a nivel internacional gracias a la exclusividad de sus productos.

La alta especialización les permite competir con la barata mano de obra de las empresas de diferentes partes del mundo, especialmente de Asia. Una premisa que se han marcado a fuego diferentes sectores representativos de Andalucía, que van desde la marroquinería a la agroalimentación, pasando por la cerámica o la piedra natural.

Un buen ejemplo es Artesonados Mudéjares, firma jiennense fundada por el artesano Paco Luis Martos dedicada a la elaboración de techumbres ornamentales de madera. Su éxito en Estados Unidos ha sido tal –sobre todo entre las estrellas de Hollywood–, que su actual tienda en Beverly Hills se le ha quedado pequeña y va a inaugurar de manera inminente una mayor y más céntrica. Otro tanto puede decirse del afamado lutier Valeriano Bernal, quien, desde Algodonales (Cádiz), vende sus guitarras en medio mundo.

En la actualidad, la producción artesana andaluza representa el 26% del total nacional y da empleo a más de 30.000 personas. La comunidad cuenta con 159 oficios registrados y una treintena de maestros reconocidos. A ello se añade la existencia de diez Zonas de Interés Artesanal, un distintivo oficial que reconoce la singularidad de los productos de diferentes comarcas, entre ellas, Macael, Ubrique o Valverde del Camino.

El sector agroalimentario regional es el que goza de mayor presencia en el extranjero y muchas micropymes han entrando de lleno en el segmento gourmet. El caso más representativo es la empresa Caviar de Riofrío, cuyas huevas ganan, año tras año, los concursos más prestigiosos a nivel mundial de este cotizado manjar.

Dentro de este ámbito también destaca Cortijo Espíritu Santo, una pequeña firma familiar de Jaén que tiene el honor de haber puesto a la venta el aceite más caro del mundo: 324 euros la botella de cuarto de litro. Otro lugar preponderante lo ocupa Ordóñez, una bodega de las denominadas boutique que se dedica exclusivamente a caldos de altísima calidad, de los cuales exporta el 85%. Entre sus logros destacan dos hechos. Por un lado, uno de sus vinos fue elegido para los actos de conmemoración del 88 aniversario de la Reina Isabel II. Por otro, su moscatel Nº2 estuvo en el banquete con el que los Reyes de Suecia obsequiaron a los Premios Nobel en 2012. Un vino del que Robert Parker dijo que "hay que probarlo para creérselo".

Entre los productos gourmet sobresalen igualmente Solfrío –cuyo gazpacho ecológico está presente en tiendas de Europa– o Casalbor Wines & Spirit, que se ha hecho un hueco en el segmento de refrescos premium con su marca Indi.

Una política de internacionalización que, cambiando de tercio, también ha seguido la ingeniería jiennense Marwen, especializada en asesoría sobre eficiencia energética y que está presente en una quincena de países a través de una joint venture con socios locales.

La aparición de nuevos sectores ha llevado a otras micropymes a saltar fronteras gracias a la tecnología. Un ejemplo es Bluumi, con sede en Sevilla, que fue la firma que más aplicaciones móviles diseñó en Europa en 2013, con un total de 430 apps para smartphones y tablets. Dentro de esta categoría también llama la atención la granadina Trevenque, que ofrece sus soluciones avanzadas para empresas a 15 países de América –incluido EEUU– desde su sede de México. Más osada aun ha sido Iactive, una spin-off de la Universidad de Granada que nació en 2006 y que hoy cuenta con sede en Silicon Valley, donde se ha hecho un hueco gracias a su tecnología relacionada con la realidad virtual.

Jacobstraps, exclusividad en relojes

Jacobstraps se ha convertido en el ejemplo de cómo una micropyme puede llegar a ser en un referente global gracias a la exclusividad de sus productos. Detrás de esta marca se encuentra Jacobo Ramírez (La Carolina, Jaén, 1973), quien abandonó su puesto en una compañía de su ciudad natal como jefe de producción y encargado del diseño de nuevos artículos, para poner en marcha su propia empresa en 2007.

En un primer momento se centró en la elaboración de artículos de caza, hasta que un cliente le pidió una correa de piel personalizada para su reloj. Aquello cambió su futuro.

El éxito de su trabajo le sirvió para recibir nuevos encargos y el boca a boca hizo el resto. Primero, le llegaron peticiones de España, pero internet y las redes sociales le sirvieron para darse a conocer entre aficionados a la relojería de todo el mundo.

A día de hoy, las exportaciones suponen el 75% de sus ventas totales y sus artículos ya están presentes en la muñeca de ciudadanos de 70 países, que abarcan desde Europa a Estados Unidos, pasando por Latinoamérica, Australia y Asia, plaza esta última donde concentra el porcentaje más elevado de sus envíos. De hecho, las naciones para las que más trabaja son Singapur y Tailandia.

En la actualidad, produce al año alrededor de 1.500 correas, con un precio que oscila entre 55 y 250 euros. Ni siquiera la crisis le ha afectado. Es más, ha logrado crecer a doble dígito cada ejercicio durante el último lustro. "Creo que es algo común para los artículos exclusivos, que están en pleno auge gracias, en gran medida, a la aparición de una creciente clase alta en países emergentes", explica Jacobo Ramírez a EXPANSIÓN.

Sus correas suelen tener como destino marcas de lujo como Panerai, Zenith, Breitling, Jaeger-LeCoultre, Omega, Tag Heuer, Audemars Piguet, IWC, Bell&Ross y Rolex, entre otras. Son artículos absolutamente artesanales y el tiempo que emplea en cada unidad varía de manera significativa: desde un mínimo de tres horas hasta varios días. "Depende de muchos factores, pero en algunos casos hay que diseñar el modelo desde cero, hacer patrones... Los clientes rellenan un formulario en la web (www.jacobstraps.com) donde eligen absolutamente todos los detalles: modelo de correa, tipo y color tanto de la piel como del hilo, largo, ancho, forma y diámetro de los agujeros, y si prefieren buckle o deployante. A partir de esta información, realizo todo el proceso de producción".

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