La seguridad en nuestros dispositivos es fundamental, para ello los códigos y las contraseñas son herramientas indispensables para poder conseguir esta garantía.
Debido al uso que le damos a los dispositivos móviles a lo largo del día, necesitamos que esta seguridad venga proporcionada por un sistema de autentificación ágil y cómoda. La autentificación biométrica ofrece la posibilidad de preservar e incluso reforzar las contraseñas además de conseguir desbloquear nuestro teléfono con el dedo o la mirada, esto permite un acceso más rápido y sencillo.
Este sistema de desbloqueo son los que conocemos como Face ID y Touch ID. Face ID se caracteriza porque como hemos nombrado anteriormente con la mirada podemos desbloquear los dispositivos de forma segura. Esto es gracias al sistema de cámara TrueDepth, que consigue registrar con una alta precisión la geometría del rostro del usuario incluso adaptándose a los cambios de apariencia. Esto reduce la suplantación de identidad tanto física como digital.
En cambio, Touch ID es un sistema que utiliza las huellas digitales para poder acceder al dispositivo desbloqueando el mismo. Esta tecnología detecta las huellas, lee los datos de estas desde cualquier tipo de ángulo, completando así la información sobre la huella.
Está claro que Touch ID no sustituye la necesidad de tener una contraseña, ya que una vez que desbloqueamos el dispositivo, tras encenderse se requiere que introduzcamos una contraseña.
Los usos más característicos de Face ID y de Touch ID son los siguientes; desbloquear una cuenta de usuario o un dispositivo, asegurar las compras con Apple Pay, gestionar y controlar los usos de API proporcionadas por el sistema, proteger los ítems del llavero y realizar y aprobar compras.
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